lunes, 23 de febrero de 2009


HEPATITIS C

Causas

La infección de hepatitis C es causada por el virus de la hepatitis C (VHC) y las personas que pueden estar en riesgo de contagiarse son aquellos que:
  • recibieron una transfusión de sangre antes de julio de 1992
  • recibieron sangre, productos sanguíneos u órganos sólidos de un donante que tiene hepatitis C
  • se han inyectado drogas o han compartido agujas con alguien que tiene hepatitis C
  • han estado sometidos a diálisis renal durante mucho tiempo
  • han tenido contacto frecuente con sangre en su trabajo (por ejemplo, los trabajadores del campo de la salud)
  • han tenido relaciones sexuales con múltiples compañeros
  • han tenido relaciones sexuales con una persona que tiene hepatitis C
  • han compartido elementos de uso personal, como cepillos de dientes y hojas de afeitar, con alguien que tiene hepatitis C
  • nacieron de madres infectadas con hepatitis C


La prevalencia de la infección con hepatitis C es aproximadamente de 4 millones de personas en los Estados Unidos o aproximadamente 1 caso por cada 70 a 100 personas. Otras infecciones por virus de la hepatitis incluyen hepatitis A y hepatitis B.


Síntomas


Muchas personas que están infectadas con hepatitis C son asintomáticas. Esta enfermedad se detecta a menudo cuando se realizan exámenes de sangre como parte de un examen físico rutinario o de otro procedimiento médico. Si la infección ha estado presente durante muchos años, el hígado puede tener cicatrización permanente, una condición llamada cirrosis. En muchos casos, puede no haber síntomas de la enfermedad hasta que se haya desarrollado la cirrosis.
Se pueden presentar los siguientes síntomas:


Tratamiento


No existe cura para la hepatitis C. Algunos pacientes con este tipo de hepatitis se benefician de un tratamiento con interferón alfa o una combinación de interferón alfa y ribavirina.


El interferón alfa se administra en inyección justo por debajo de piel y tiene muchos efectos secundarios, incluyendo síntomas similares a la gripe, dolor de cabeza, fiebre, fatiga, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, depresión y adelgazamiento del cabello. El tratamiento con interferón alfa también puede interferir con la producción de glóbulos blancos y plaquetas.


La ribavirina es una cápsula que se toma dos veces al día y cuyos mayores efectos secundarios son anemia severa (conteo bajo de glóbulos rojos) y defectos congénitos, por lo que las mujeres deben evitar el embarazo durante el tratamiento y durante los 6 meses posteriores a éste.


Recientemente, se introdujo una versión de interferón alfa (interferón alfa pegilado) con una vida media más larga, lo que significa que las inyecciones se toman semanalmente, en lugar de tres veces a la semana como se hace con el interferón alfa estándar. El interferón alfa pegilado y la ribavirina llevan a que se presente una respuesta sostenida en aproximadamente el 50% de los pacientes.


Una respuesta sostenida indica que el paciente permanece libre del virus de la hepatitis C 6 meses después de suspender la terapia. Aproximadamente el 40% de los pacientes con infección genotipo 1 responderán al tratamiento.


Se recomienda el reposo durante la fase aguda de la enfermedad cuando los síntomas son más severos. Todas las personas con hepatitis C deben recibir la vacuna contra la hepatitis A y B.


Las personas con hepatitis C deben tener cuidado de no tomar vitaminas, suplementos nutricionales o medicamentos nuevos que no requieran prescripción médica sin antes haberlo consultado con el médico. Así mismo, deben evitar cualquier sustancia tóxica para el hígado (hepatotóxica), incluyendo el alcohol, ya que, incluso, cantidades moderadas de éste aceleran la progresión de la hepatitis C y reducen la efectividad del tratamiento.

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